Jorge salia del baño, cabizbajo y ensimismado, se dirigía hacia su puesto. La moqueta azul pasaba bajo sus pies, eterna y sin sentido. ¿Qué pasará ahora? ¿Dónde iré mañana? ¿Cómo se lo digo a Blanca? No era el primero, hace ya dos años, se veía venir. Pero, no era lo mismo, el era el más mayor, el más antiguo. ¿Qué le queda a él ahora? … pon las tuyas a remojar, resonaba dentro de él.
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