Mente Posible #MP

por @ValeraMariscal, management, psicología, gamificación, innovación

Volar: Palomas urbanas, palomas humanas

– El otro día fui al campo y vi por lo menos 100 palomas.
– ¿Mensajeras? – responde el amigo.
– No, no te exagero ni una.
(chiste popular)

 

 

Pues bien, más de 100 y 1000 palomas veo yo en la ciudad cada semana. Y no creo que sean mensajeras y no creo que exagere si digo que se están aburguesando, y algunas hamburgesando.

¿Que les pasa a estas palomas? Las ves andar y parecen que tuvieran un cargo municipal o algo. Sacando pecho, con su paso oscilante, casi presuntuoso, a veces me las imagino con chaleco, monóculo y reloj de bolsillo. Pero, y esto es lo más curioso, no me las imagino volando. Y es que, volar no parece una opción ya en sus vidas.

En ocasiones, cuando uno va apurado, por aceras estrechas, andas detrás de ellas, corriendo, casi las pisas, pero ellas, no vuelan, como mucho, se apartan. Dignamente, eso si.

Considero que, de tanto ser urbanas, ya se han olvidado de que son palomas y esto parece una señal divina, o al menos, una metáfora de lo que nos está pasando a los humanos.

Si os fijáis, estas palomas ya casi no necesitan volar, no tienen que emigrar, no tienen depredadores, la comida abunda… Tienen todo lo que pueden desear, sin necesidad del esfuerzo de un aleteo. Además, poco a poco, esta vida cómoda les ha redondeado el cuerpo y es cada vez más difícil levantarlo.

Al ser urbano, perdón, en este caso quería decir al ser humano, le pasa lo mismo. Hemos creado un entorno tan cómodo, tan ergonómico (¿Cuanto hace que no levantas los brazos por encima de los hombros?), que nos estamos olvidando de lo que somos capaces de hacer, del potencial que tenemos y lo peor es que, con el tiempo podremos perderlo definitivamente. «La función crea el órgano» y viceversa, decía la primera ley de Lamarck.

Según las teorías de Maslow, una vez satisfechas las necesidades básicas, deberíamos estar orientados hacia motivaciones más elevadas. Vemos que esto no es así y, en muchos casos, la pirámide no es más que un trapecio donde la autorrealización y la autosuperación han sido erosionadas por la suave brisa de la comodidad.

La vida artificial, estabulada, guiada y orientada que nos ofrece la civilizada ciudad, poco a poco nos va haciendo más débiles, menos capaces.

El ser humano necesita satisfacer ciertas necesidades, pero también, necesita carencias, retos, que le hagan descubrirse y desarrollarse.

Os invito a salir de vuestro establo* de confort y a que os arriesguéis a daros cuenta de que podéis volar.

 


*No es errata, he querido decir «establo»

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2 comments

  • Querido Juan,
    Conforme avanzaba en la lectura de este texto me has hecho pensar varias cosas.
    En primer lugar, leí ayer no sé dónde, que las personas creativas han de ser hombre, mujer y niño en uno (que no a la vez, por favor). Y me he reído cuando has puesto chaleco y monóculo a las palomas, alegrándome al ver que no soy sola en alucinar en estado sobrio.
    En segundo lugar, al hilo de lo de alucinar y de que la función crea el órgano… me veo como arácnido-anfibio, me confirmo alejada (cada vez más) de la mayoría, y empiezo a dudar de la bondad de esa característica. Dudo, luego existo.
    En tercer lugar,disfruto mucho de los ejemplos que utilizas, porque nos son próximos, y aprecio el lenguaje accesible y nada pretencioso. Es un placer comprender y aprender. Así sólo escribe quien sabe lo que dice.
    I like your way.
    Y tienes mucha razón: la facilidad atonta.

  • Eva, muchas gracias por tu comentario, de verdad.
    Sigue dudando. Dudar suena bien, con sus dos des, dentales.

    Yo creo que las gentes inquitas no encuentran la postura, lo de la facilidad no les puede afectar.
    Para mi la principal característica de una persona creativa es que le gusta crearse problemas donde otros no los ven.

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