Desde el punto de vista de la gestión de personas, España está en un gran periodo de cambio.
El cambio, recuerda al que fue el momento más transcendental del desarrollo de la civilización humana, el paso de del paleolítico al neolítico.
Los hombres del paleolítico, eran cazadores-recolectores, todo lo que necesitaban estaba en el entorno, solo tenían que tomarlo. Era una vida por momentos fácil hasta que se acababan los recursos, entonces volvían a la pesadilla de la escasez y la migración.
Llegó un momento en que las mujeres, las principales recolectoras, se dieron cuenta de que, dejando unos cuantos granos en algunos lugares, al cabo de una temporada, surgían de nuevo los frutos. Su intuición, les llevó a descubrir la primera actividad de la especie humana que jugaba con la naturaleza para cambiar el entorno a su favor, nació la agricultura. Con llegó ella la necesidad de nuevas herramientas más precisas, piedras pulidas, y sistemas de almacenamiento, cuencos de barro. Las poblaciones se fueron estableciendo alrededor de los cultivos, se construyeron refugios estables, estaba comenzando la civilización, habían entrado en el Neolítico.
En la actualidad, las empresas están siendo testigos de un cambio. Estamos saliendo de la gestión paleolítica de personas. Con un mercado laboral repleto de personas formadas y en paro, listas para ser consumidas y en las que solamente se tenían que preocupar de realizar una señal para tener a mano a los candidatos postulando al puesto.
En estos momentos, ya no basta esto, el crecimiento económico y el estancamiento demográfico, entre otros muchos factores han llevado a que la labor de reclutamiento se vuelva una tarea ardua a pesar de las facilidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías. Por si fuera poco, los perfiles buscados son cada vez más especializados y con unos requerimientos más sutiles que van más allá de titulaciones y conocimientos. Se habla de competencias, de talento. Palabras que apenas producirían eco en las cuevas del paleolítico, son ahora estribillos de los manuales de gestión.
Debemos asumir que estamos entrando en una nueva era de la gestión de personas, no basta recolectarlas o cazarlas. Ya no basta buscar a gente con autoridad o carisma, el talento que necesitamos no se da en suficiente cantidad y calidad en el entorno para la demanda de nuestras voraces empresas, debemos aprender a incubarlo dentro.
Las organizaciones deben ser huertos de personas en las que tras cultivar habilidades, abonar actitudes y desarrollar las competencias, crezca el fruto de personas comprometidas con el cliente, con el equipo y con la organización.
Los departamentos de recursos humanos asientan su protagonismo en las organizaciones, y los comités de dirección empiezan a intuir que esta nueva figura, es algo más que una figura cosmética. Muchas miradas se dirigen a él, otros directores usan sus palabras, utilizan sus términos y comienzan a temer que quizá finalmente, sus razonamientos y conceptos intangibles se materialicen, y afecten verdaderamente a resultados. La gestión de las personas comienza a extenderse en las mentes de la empresa como una mancha de aceite, lenta pero firmemente.
Hemos de cambiar nuestra forma de ver el mundo, por que este ya ha cambiado, bienvenidos a la gestión neolítica de personas.